En esta predicación Manuel Sampedro habla de la presencia del Señor, de la experiencia de Moisés con nuestro Dios.
Primero leemos el pasaje de Deuteronomio 31:14-19 para luego seguir en Deuteronomio 32:1-9 que puedes leer aquí:
Escuchad, cielos, y hablaré;Y oiga la tierra los dichos de mi boca.
2 Goteará como la lluvia mi enseñanza;Destilará como el rocío mi razonamiento;
Como la llovizna sobre la grama,Y como las gotas sobre la hierba;3 Porque el nombre de Jehová proclamaré.Engrandeced a nuestro Dios.4 El es la Roca, cuya obra es perfecta,Porque todos sus caminos son rectitud;Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él;Es justo y recto.5 La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha,Generación torcida y perversa.6 ¿Así pagáis a Jehová,Pueblo loco e ignorante?¿No es él tu padre que te creó? El te hizo y te estableció.7 Acuérdate de los tiempos antiguos,Considera los años de muchas generaciones;Pregunta a tu padre, y él te declarará;
A tus ancianos, y ellos te dirán.8 Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones,Cuando hizo dividir a los hijos de los hombres,Estableció los límites de los pueblos Según el número de los hijos de Israel.9 Porque la porción de Jehová es su pueblo;Jacob la heredad que le tocó.
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